Nos deja el destino una voz alta que no dice nada. Una actitud de ruido, masa, soledad y miedo diluido. Un brillo de huellas donde hubo luces, una calle donde se perdieron libros y se desnudaron paredes. Nos deja ese rostro presente en todos los cristales, ese reflejo en el bosque de los deseos, ese dolor despierto, ese largo prisma de silencio.
«Javier Payeras se acerca a una de las figuras cumbre de la literatura guatemalteca que, por esos caprichos del destino, sigue siendo uno de los ilustres desconocidos de la literatura americana en Europa.»
Antonio Jiménez Morato, Revista Penúltima (España)
El 19 de enero se conmemora el nacimiento de Edgar Allan Poe.
El creador de relatos, como William Wilson, Los Crímenes de la Calle Morgue o La Caída de la Casa Usher, merece que los admiradores de su obra hagamos, cuando menos, una breve reseña.
Volviendo los ojos a los cuentos de Poe —tantas veces releídos y citados— descubro, en su solitario y dipsómano trabajo de escritor, muy agudas observaciones acerca de lo más profundo de la naturaleza humana. Nos devela esas contradicciones de la moral puritana y los encubiertos rituales de odio con que se fundamenta la intolerancia. Sus personajes son el reflejo de la angustia y la paranoia de la sociedad moderna. Tanto en sus cuentos, como en su poesía, parece suspendernos en un espacio de oscuridad cautivante, donde el interior del ser humano se transforma en un enorme laberinto asediado por el constante espectro de la melancolía y esas pequeñas muertes en vida que nos da la distancia y el aislamiento con el mundo.
Otro de los grandes aportes de Edgar Allan Poe es el de dar inicio a la tradición del relato policíaco. En sus cuentos se entremezclan el suspenso, el ensayo de criminalística y la ecuación matemática dando como resultado historias sumamente curiosas y entretenidas. De esto que mucha de su obra esté adaptada al cine, con muy buenos o con muy malos resultados, siendo el literato con mayor influencia y popularidad entre el gran público.
Charles Baudelaire, genio inmenso, se dio a la tarea de escribirle un ensayo y traducir su obra al francés, quizá por esa generosa gestión de difundir el trabajo de un escritor genial completamente desconocido y despreciado por los mismos estadounidenses, se dio la posibilidad que sus libros fueran reconocidos. Creo que muy pocas veces se ha visto tanta generosidad en este terreno de egoísmos y autocomplacencias que llamamos, mundo literario. Dejo acá un fragmento de sus palabras:
«…Los personajes de Poe, esas personas de facultades hipersensibles, de voluntad ardorosa que lanzan el reto hasta contra el mismo imposible, aquellas cuya mirada se lanza rígida como una espada sobre objetos que se agrandan a fuerza de contemplación, nacen todos o, mejor dicho, son todos el mismo Poe. Y sus mujeres, todas luminosas y enfermas, muriendo de males misteriosos, hablando con voces de música, son también el mismo Poe; o, al menos, lo son por sus extrañas aspiraciones, por su valor, por su melancolía incurable.»
Hay momentos en que pareciera no suceder nada. Todo se mueve tan lentamente. Que los cambios fueran como lluvias torrenciales. Que las revoluciones fueran tsunamis y no pequeñas grietas en la pared.
El título que obtenemos al vivir es la paciencia. Una paciencia vigilante. Una paciencia que no se apaga fácil. Poco a poco las fuerzas se van concentrando. Con desear una casa no se construye una casa. Si la esperanza deviene en voluntad, el tiempo nos enseña nuestra propia fuerza; la vida misma nos enseña cómo vivir.
¿Cuánto tarda una crisálida para transformarse en mariposa? ¿Acaso puede adelantar su tiempo necesario? El odio no adelanta la justicia. La histeria no transforma las ideas. Es en el sentido común donde concluyen las verdades únicas. Es en el debate y no en la censura donde comienza el pensamiento.
Volver atrás para comparar la historia de cada una de las piezas de este presente. Nuestro horizonte de posibilidades depende, hoy por hoy, de la justicia con que evaluemos todos los errores.
Se avizora el final de un inicio. Pasaremos de lo emocional a lo práctico. Queda la persistencia con que indaguemos en una realidad múltiple. Queda atravesar el pasillo de los fanatismos. Queda devolver el sentido a las palabras más sagradas.
Les presento mi nuevo libro, Biografía de la imaginación, un ensayo autobiográfico escrito con todo el amor posible, dirigido a los artistas y escritores autodidactas.
Formarse es sumamente difícil para un creador, existen pocos textos que nos ofrezcan un mapa, una guía, un faro… Algo que no hable desde la teoría rebuscada y ampulosa, sino desde la propia experiencia. Un índice de lecturas, tropezones, reinicios, pero sobre todo esa voz intrusa e insistente que nos lleva a seguir adelante en nuestra vocación.
Francisco Morales Santos me ha regalado esta hermosa edición que en pocos días estará en las manos de ustedes.